jueves, 19 de junio de 2014

Aquí les contamos cómo hicimos el mural

Este mural es el producto de un trabajo integrado entre cada uno de los talleres, a partir de una temática inicial: la infancia, los niños y sus derechos como eje transversal. Lo que permitió mediante la actividad colectiva, vernos, focalizar la mirada,  sentirnos y enfocarnos en ese momento de nuestras vidas,  por el que todos, de diversas maneras hemos transitado.
De a poco íbamos reparando las paredes
Entendiendo la importancia,  de que,  en la infancia, hay cosas que nos no pueden faltar: un hogar, una familia, alimentación, educación y sobre todo mucho cariño. Y el acceso al mundo de la cultura y el arte, como motores fundamentales, para que, a partir de ellos  se explore y vivencié la vida con otras herramientas.
Activar la sensibilidad, sentirnos representados y expresarnos mediante los lenguajes artísticos nos descubre y abre puertas  para explorar otros mundos posibles, otras realidades, y la posibilidad de ser otros y uno mismo,  en la actividad artística.
Chicos integrantes del CAJ Chaquago en la inauguración del mural
Entonces, para llegar a estos lugares, con los jóvenes que asisten cada sábado al CAJ (Centro de Actividades Juveniles) fuimos haciendo distintos procesos, un recorrido  que comenzó  con juegos recreativos que nos pusieron en el lugar de ser niños, luego,  desde allí a partir del debate, la puesta en común y la visualización de algunos cortos,  reconocimos los derechos generales y los de los niños.


También se trabajó mediante imágenes de la infancia y la composición fotográfica, como herramienta para comunicar y expresarnos, adquiriendo habilidades y destrezas  en la práctica fotográfica. Siempre  pensándonos desde la infancia, se tomaron fotos y con ellas se elaboraron Flyer con la temática de los derechos.
Después  leímos una gran variedad de cuentos de literatura infantil, y elegimos los que más nos gustaron para contarles a los chicos en el Jardín. Entre ellos, seleccionamos uno de María Elena Walsh, La vaca y la luna. Y a partir de esa hermosa experiencia, los chicos dibujaron y pintaron lo que más les gusto del cuento.

Entonces, con ese material, realizamos el primer boceto del mural, y comenzamos a diagramar qué queríamos contar, y nos gustaría que estas paredes digan y comuniquen. Cada uno eligió poner lo que más le gustó de cada cuento, pusimos los dibujos que los niños del jardín realizaron y un pedacito de cada uno: sentir, cariño, imaginación y creatividad para llenar de vida estas paredes.
Quisimos regalarles parte de un proceso, que nos llevó aproximadamente tres meses de trabajo, en donde cada una de las actividades estuvieron programadas y pensadas orgánicamente  a partir de un proyecto pedagógico.

 En el que, a partir del disfrute, la creación, el trabajo colectivo y compartido, se aprende y se habita la escuela de otras maneras, con otros tiempos, resignificando los espacios conocidos, siendo participes, hacedores y tomando decisiones autónomas en cada uno de los procesos.
Coro de Municipal de Niños
Agustina Mendoza - Albana Matesich