Este mural es el producto de un
trabajo integrado entre cada uno de los talleres, a partir de una temática
inicial: la infancia, los niños y sus derechos como eje transversal. Lo que
permitió mediante la actividad colectiva, vernos, focalizar la mirada, sentirnos y enfocarnos en ese momento de
nuestras vidas, por el que todos, de
diversas maneras hemos transitado.
De a poco íbamos reparando las paredes |
Entendiendo la importancia, de que, en la infancia, hay cosas que nos no pueden
faltar: un hogar, una familia, alimentación, educación y sobre todo mucho
cariño. Y el acceso al mundo de la cultura y el arte, como motores
fundamentales, para que, a partir de ellos se explore y vivencié la vida con otras
herramientas.
Activar la sensibilidad, sentirnos
representados y expresarnos mediante los lenguajes artísticos nos descubre y
abre puertas para explorar otros mundos
posibles, otras realidades, y la posibilidad de ser otros y uno mismo, en la actividad artística.
Chicos integrantes del CAJ Chaquago en la inauguración del mural |
Entonces, para llegar a estos lugares,
con los jóvenes que asisten cada sábado al CAJ (Centro de Actividades
Juveniles) fuimos haciendo distintos procesos, un recorrido que comenzó
con juegos recreativos que nos pusieron en el lugar de ser niños, luego, desde allí a partir del debate, la puesta en
común y la visualización de algunos cortos, reconocimos los derechos generales y los de
los niños.
También se trabajó mediante imágenes
de la infancia y la composición fotográfica, como herramienta para comunicar y
expresarnos, adquiriendo habilidades y destrezas en la práctica fotográfica. Siempre pensándonos desde la infancia, se tomaron
fotos y con ellas se elaboraron Flyer con la temática de los derechos.
Después leímos una gran variedad de cuentos de
literatura infantil, y elegimos los que más nos gustaron para contarles a los
chicos en el Jardín. Entre ellos, seleccionamos uno de María Elena Walsh, La vaca y la luna. Y a partir de esa
hermosa experiencia, los chicos dibujaron y pintaron lo que más les gusto del
cuento.
Entonces, con ese material,
realizamos el primer boceto del mural, y comenzamos a diagramar qué queríamos
contar, y nos gustaría que estas paredes digan y comuniquen. Cada uno eligió
poner lo que más le gustó de cada cuento, pusimos los dibujos que los niños del
jardín realizaron y un pedacito de cada uno: sentir, cariño, imaginación y
creatividad para llenar de vida estas paredes.
Quisimos regalarles parte de un proceso,
que nos llevó aproximadamente tres meses de trabajo, en donde cada una de las
actividades estuvieron programadas y pensadas orgánicamente a partir de un proyecto pedagógico.
En el que, a partir del disfrute, la creación,
el trabajo colectivo y compartido, se aprende y se habita la escuela de otras
maneras, con otros tiempos, resignificando los espacios conocidos, siendo
participes, hacedores y tomando decisiones autónomas en cada uno de los
procesos.
Coro de Municipal de Niños Agustina Mendoza - Albana Matesich |